domingo, 3 de enero de 2010

THANKSGIVING VIAJERO (1) WASHINGTON Y FILADELFIA

Miércoles 25 de noviembre de 2009

Nos levantamos muy prontito porque el día se presenta ocupado. Nos alojamos en el Beacon Hotel de Washington donde nos dieron la bienvenida con una botella de champán y el regalo del desayuno durante los tres días que durará nuestra estancia. El desayuno consiste en fruta, bollos, café y zumo; está bien pero, desde luego, no para los 16 $ que aparece que cuesta en la carta. La habitación tiene como una zona de estar bastante agradable.






A las 8 nos sale el bus desde Chinatown con destino a Filadelfia. Era una de las experiencias que no quería dejar escapar mientras estuviera en mi periplo por los EEUU; un viaje en uno de esos autobuses que van de Chinatown en una ciudad a otra. Me comentaron que eran baratos y rápidos. El comienzo es increible, llovizna y una china encabronada que no hace más que gritar y decirnos que de subir al autobús nada de nada hasta ir a sus oficinas y sellarlo. La subida al autobús es alucinante, un conductor chino que fuma algo extraño a través de una botella rellena de algo que espero fuera agua. Pasamos por lugares extraños, la gente parece desconfiada, mirad el detalle del carrito de la compra bien atado con una cadena debajo de un puente.Tres horitas y llegamos a Filadelfia.












Desde el Chinatown de Filadelfia nos vamos al Independence Hall, la zona histórica de la ciudad. Emblemática or ser allí donde se firmó la independencia de la nación y la constitución del país. Nos toca un guía que parece sacado de "Cosas de casa", la serie de Steve Urkel. El hombre se toma en serio su trabajo y va explicando todo como si le fuera la vida en ello pero nosotras no podemos parar de reirnos en bajito porque cada vez que le tiramos una foto más se parece al "cuñao".





La verdad es que estuvo gracioso. De ahí nos fuimos a ver la Campana de la Libertad, claro, ya empezamos mal otra vez. Nada más entrar al recinto que la aloja veo este cartelito que dice algo así como que la campana es una reliquia del inicio de la nación y que ha inspirado a los que la visitan sobre todo en momentos de crisis. Podéis imaginaros, risitas contenidas de nuevo. Claro con esta presentación no podemos dejar pasar más tiempo antes de ver tan adorado tesoro. Aqui nos tenéis a María y a mi conteniendo la emoción.






Después de tanta cultura nos fuimos a comer a un restaurante kosher (de comida que pueden tomar los judíos) que estuvo bastante bien. Damos un paseíto y vemos lo que parece un parque, que resulta está creado sobre un cementerio y la tumba del soldado desconocido. Como la ciudad parece que no da mucho más de sí pues volvemos a Chinatown para regresar a Washington pero quien nos iba a decir que como al día siguiente es Acción de Gracias toda la ciudad ha decidido tomar este tipo de autobuses cuyos asientos, por supuesto, no van numerados. Empujones, malas palabras y María y yo conseguimos subir, Nino y Rafa se quedan abajo y después de una pequeña trifulca conseguimos que no sean de los que se quedan allí esperando al próximo.


La vuelta en el autobús es impresionante también. Resulta que estos autobuses parece que no tienen descanso asi que, según llegan a la parada y bajan unos pasajeros, suben los siguientes de vuelta. Hasta ahí parece que todo bien ¿verdad? Pues no os podéis imaginar el olor que salía de ese servicio lleno de grafitis que no había sido limpiado en no sé el tiempo. Otra vez las risas porque cada vez que daba un frenazo venía ese "frescor salvaje del Caribe". Pero en fin, una ya está hecha a todo.
Cuando llegamos de nuevo a Washington nos tiramos unas fotitos en la puerta de Chinatown y buscamos un sitio para cenar y nos decidimos por un restaurante español, raro ¿no?; se llama La Tasca y la verdad es que estuvo bastante mejor que la experiencia de San Francisco que aún no os he contado. Las raciones escasitas pero bueno, me supo todo a gloria.
De ahí al hotel que el día siguiente se preveía ajetreado también.
HASTA AHORA AMIG@S!

No hay comentarios: